Presentación del dossier “Balances sobre los estudios de la memoria en América Latina”

Los artículos que se reúnen en este dossier abordan investigaciones sobre las memorias de la violencia en América latina, desde principios del siglo XXI hasta la segunda década del siglo XXI. Aunque concretamente se abordan únicamente casos de México y Ecuador, en tres de los cuatro artículos que integran este dossier hay un interés por entender los casos analizados desde una perspectiva de diálogo con los estudios sociales de la memoria en América latina.

Los artículos reconocen la construcción de un campo de estudios con más de veinte años de trabajo colectivo. En América latina, una de las obras seminales para el campo es Los trabajos de la memoria de Elizabeth Jelin, publicada por primera vez hace 20 años. Desde entonces, el campo se ha ido consolidando gracias a obras monográficas y compilatorias como las de Franco y Levin (2007) y Allier y Crenzel (2015).

Las reflexiones de este dossier se sitúan en una perspectiva clara de problematización del campo, cuestionando y abriendo nuevos espacios a los temas que han sido abordados por sus investigadoras.

Por lo tanto, no debe sorprender que este dossier reúna investigaciones sobre las violencias y sus memorias, ya que este ha sido el núcleo temático que dio surgimiento al campo en la región. Igual de sorprendente, y sin duda muy fructífero, es el modo de abordar estas temáticas, que intentan abrir nuevas preguntas sobre estos temas seminales.

Ejemplo de ello son los cuestionamientos propuestos en los artículos en torno a la elaboración de las memorias sociales, las transformaciones terminológicas (tanto del campo social como académico), las iniciativas y procesos de memorias públicas o institucionales y los abordajes (trans)disciplinarios, que abarcan la historia del tiempo presente, la antropología, la sociología, los estudios sociales de la memoria, entre otros.

Estos cuestionamientos, que se entrelazan en propuestas analíticas novedosas sobre las memorias del exilio, las violencias sexuales, las memorias sensoriales y las prácticas colectivas de memorias, también dan cuenta de la vitalidad y la vigencia del estudio de las memorias en la región.

En el contexto actual de balances sobre el campo de estudios de la memoria social, que podría sugerir equívocamente un agotamiento de las vetas de investigación hasta ahora exploradas, resulta de gran relevancia reunir en un dossier artículos que exploran, a través de cuatro casos empíricos concretos, preguntas transversales del campo y propuestas que abren rutas hacia futuras investigaciones. Es una prueba contundente del futuro promisorio de los estudios sociales de la memoria en América latina y de la necesidad de seguir construyendo puentes entre los diferentes grupos de estudio e investigación existentes en los países de la región.

En lo que sigue, de manera sintética, recogemos algunas de las principales claves de lectura de los artículos que integran nuestro dossier, sin que ello agote las lecturas posibles o las relaciones que se tejen entre ellos.

En el artículo «Construir memoria social: transformar anarquistas en reformistas», Samaniego López recupera la necesidad de este diálogo entre la historiografía y el estudio social de la memoria a través del análisis de la obra de los hermanos Flores Magón y su rol como precursores revolucionarios. Para ello rastrea la elaboración de la memoria institucional durante el primer tercio del siglo XX y su reactualización y reapropiación en la actualidad por parte del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Samaniego López, mediante una revisión de la documentación temprana del periódico Regeneración y de los discursos de los hermanos Flores Magón, cuestiona la memoria institucional y la lectura de los hermanos como precursores de la Revolución mexicana, en la que se ha minimizado su radical impronta anarquista. Reconstruye las trayectorias revolucionarias de los hermanos y su grupo, identificando tanto las transformaciones y adaptaciones que sufrieron como los usos políticos de estas memorias.

En «Romper el olvido. La memoria social sobre el exilio sudamericano en el México de la Guerra Sucia», Lastra se dedica a entender la relación entre la memoria social del exilio sudamericano en México y la guerra sucia interna que se vivía en ese momento en el país de acogida. Lastra sostiene que hay un dislocamiento entre la memoria del agradecimiento, eje de la memoria social de los exiliados en México, y la reflexión sobre la política sistemática de represión que se vivía en el país entre mediados finales de los años 60 y mediados de los años 80.

Este artículo observa con atención las transformaciones en torno a esta memoria social del exilio y reflexiona sobre el rol de las generaciones en la configuración de las memorias, el rol de la academia en la apertura de nuevos cuestionamientos en torno a los temas que se recuerdan, las condiciones que permiten la circulación de estos recuerdos y el compromiso ético que asume el investigador en estudios de la memoria e historia del tiempo presente al abordar estos temas sensibles. Adicionalmente, su artículo abre preguntas acerca de otros temas importantes para las investigaciones sobre las experiencias de la violencia en México, ya sean desde la historiografía, los estudios sociales de la memoria u otras disciplinas sociales. Un ejemplo de ello son las denominaciones de la represión protagonizada por el Estado mexicano (represión contrainsurgente, guerra sucia, genocidio, terrorismo de estado) y las connotaciones sociales y académicas que estas conlleva.

Finalmente, el trabajo de Lastra señala la necesidad de pensar en los espacios de diálogo entre la historiografía, específicamente la historia del tiempo presente, y los estudios sociales de la memoria para pensar este tipo de temas y avanzar en su problematización. En ese sentido, su artículo nos recuerda que aún hay mucho que explorar sobre las experiencias de las violencias en América latina desde los estudios sociales de la memoria.

El artículo de Moncada Landeta, «Memorias de violencia sexual: experiencias corporales en militantes de Alfaro Vive ¡Carajo!», aporta una mirada novedosa sobre las memorias de la violencia sexual al analizar la experiencia concreta del trabajo de la Comisión de la Verdad de Ecuador. Para ello, aborda la elaboración de las memorias de víctimas de violencia sexual pertenecientes al grupo Alfaro Vive ¡Carajo! Es muy relevante en este caso el análisis crítico al trabajo de una comisión de la verdad menos conocida, como es el caso de la ecuatoriana, en el que señala la falta de perspectiva de género y los silenciamientos que esta ausencia entraña.

De igual modo, su abordaje sobre las experiencias de violencia sexual en términos de memoria rescata la noción de «memoria sensorial», específicamente, la cinética, para entender la formación de identidades corporales y sentidos políticos. Con esto, Moncada se inscribe en una lectura novedosa sobre las memorias de la violencia que además de permitirle identificar experiencias de violencia menospreciada, les abre un camino analítico a las experiencias diferenciadas de violencia en cuerpos de hombres y mujeres. Su análisis adquiere así un mayor grado de complejidad para identificar las diferencias entre los silencios, los olvidos y los silenciamientos, tanto en los testimonios de las víctimas como en el trabajo que de ellos elaboró la Comisión de la Verdad ecuatoriana.

Por último, en el artículo «Estudios de la memoria y acciones de memoria en México: Dos caminos desfasados», Ruiz Lagier propone reflexionar sobra las memorias de la violencia en México desde una perspectiva más transdisciplinaria. Señala la diferencia existente entre los estudios sociales de la memoria ubicados en México frente al resto de América latina.

Ruiz Lagier se concentra en las experiencias realizadas en el espacio público por parte de colectivos contra la violencia de género y la desaparición forzada; específicamente, la creación de antimonumentos y la ocupación de glorietas en la Ciudad de México. La autora invita a pensar esta circulación de memorias no solamente como una ocupación espacial, sino sobre todo moral y política. Esta reflexión se interesa más en horizontes posibles de futuro que en la comprensión de nuestros pasados.

En su artículo, Ruiz Lagier señala la importancia que ha ido adquiriendo la antropología, específicamente la forense, en los estudios sobre las violencias y sus memorias en México. Pero más importante aún, advierte sobre la inevitable circulación de diferentes memorias sobre diferentes violencias, en el marco de la emergencia política y temática de las desapariciones en el México contemporáneo. En ese sentido identifica claramente un importante desplazamiento y anudamiento entre la historia del tiempo presente y una historia mucho más inmediata de las memorias en México hoy en día.

Como se observa, los autores de este dossier se han enfocado en algunas de las principales transformaciones o controversias que le han dado forma al campo en América latina: la violencia política, el surgimiento de la memoria social, las conmemoraciones públicas, etc.

Asimismo, los artículos sugieren, en ocasiones de manera explícita, otras de manera mucho más sutil, nuevas líneas y agendas de investigación a partir de abordajes concretos en nuestro campo de estudio. Aspiramos a que las y los lectores de este dossier retengan esta invitación y participen de la formación y consolidación de nuevas generaciones de estudiosos sobre las memorias en América latina.

En esta introducción, hemos querido resaltar algunos de los puntos comunes y divergentes que se han abordado en estas investigaciones, y que nos permiten entender la pluralidad del trabajo sobre la memoria en los diferentes países de América latina. Desde luego, el objetivo de poner estos trabajos en diálogo no busca homogenizar los modos de abordar los problemas del campo, sino más bien estimular nuevas preguntas entre las y los investigadores que se dedican a él.

Eugenia Allier Montaño y Juan Sebastián Granada-Cardona