Scientia et Technica Año XXIX Vol. 29, No. 01, enero-marzo de 2024. Universidad Tecnológica de Pereira
Este artículo muestra la forma de utilizar el Sistema
Consolidador de Hacienda de Información Pública – CHIP y el
FUT para rastrear las finanzas climáticas domésticas
municipales y departamentales; se abordan reflexiones
conceptuales, metodológicas, alcances y limitaciones para
hacer seguimiento al financiamiento público climático. Para
ello se muestra el comportamiento histórico del gasto público
según el sector y atribución a cambio climático (directa,
potencial e indirecta) a nivel municipal y departamental, se
comparan rubros entre municipios o se presentan datos
agregados por subregiones. Para avanzar en la aplicación de
principios tales como la transparencia y la precisión en los
informes presentados, se tuvieron en cuenta referentes
nacionales e internacionales (i.e. marcadores de Rio) de forma
tal que las inversiones climáticas públicas puedan mostrarse
armonizadas entre los diferentes lenguajes utilizados. Lo
anterior sirvió como punto de partida para el desarrollo de un
esquema metodológico para el monitoreo y reporte específico
para cambio climático, como medio de estandarización de los
informes sobre financiamiento climático de las entidades
territoriales y la posibilidad de presentar desagregado para
mitigación, adaptación o ambos.
II.
MONITOREO, REPORTE Y VERIFICACIÓN - MRV
El monitoreo de las finanzas del clima centra su atención en
las inversiones que contribuyen a cumplir con las metas de
mitigación y adaptación frente al cambio climático [3], [8],
[12], [13], [14]. Las metas de mitigación de Gases Efecto
Invernadero (GEI) son claras respecto a las inversiones
requeridas para alcanzarlas, mientras que las medidas de
adaptación frente a las manifestaciones del clima han resultado
difíciles de cuantificar, dada la variedad de conceptos, sectores
y metodologías para establecer las condiciones conducentes a
lograr un desarrollo resiliente al clima [12], [15], [16], [17],
[18], [19], [20]. En este documento se entenderá que una
inversión es de adaptación al cambio climático, si responde a
un contexto de vulnerabilidad y riesgo actual o proyectado
frente a la variabilidad climática y al cambio climático, e
identificación de impactos y oportunidades frente al clima
cambiante previamente identificado para un territorio (i.e.
municipio) [3], [5], [21], [22], [23], [24], [25].
Los principios para realizar el seguimiento a las inversiones
climáticas son la transparencia, precisión, completitud,
comparabilidad y consistencia de la información [2], [8], [22],
[26], [27], [28]. Estos sirven para evaluar la calidad de la
información presentada, y aprender de dificultades tales como
[3], [9]:
• Las metodologías y definiciones utilizadas para
reportar los datos de inversiones en cambio
climático son variadas entre diferentes países.
• Los informes vienen en formatos cuyos datos no
pueden ser agregados entre países o la forma de
presentar las unidades del monto invertido (i.e.
miles, millones, EUR, USD) afectan la integración
de datos.
• La transparencia y consistencia de los datos entre
países limita las posibilidades de realizar
comparaciones entre éstos.
• El momento de reporte de la inversión realizada (al
inicio o al final, al inicio y final) puede ser fuente de
error (doble conteo).
• Claridad insuficiente frente a quién realiza el
seguimiento, cuándo se toman los datos y qué debe
monitorear.
• Dificultad para rastrear las inversiones específicas
en mitigación o adaptación al cambio climático de
proyectos sectoriales.
• Hay actividades que contribuyen tanto a mitigación
como adaptación y son clasificadas como “ambas”,
sin embargo, el concepto aplicado no siempre
responde al hecho de implementar una actividad con
beneficios tanto en mitigación como en adaptación
(i.e. conservación de ecosistemas de manglar).
Existe un repositorio central de datos con las regulaciones del
mecanismo de monitoreo (MMR por sus siglas en inglés) en el
cual están las directrices, manuales, políticas, listas de chequeo
de calidad de la información, que señalan cómo diligenciar los
formatos para registrar los datos de cambio climático de los
países miembro de la Unión Europea y del área económica
europea [29].
Los bancos multilaterales de desarrollo acogen los criterios
de los marcadores de Río para clasificar las actividades como
mitigación de GEI, adaptación o de ambos, o realizan revisiones
por componentes del proyecto [24], [30], [31], [32]; sin
embargo, cada Banco tiene sistemas propios para el registro de
la información asociada a los proyectos, hecho que ha
dificultado visibilizar las inversiones en actividades que
contribuyen específicamente a cambio climático, salvo por
aquellos casos donde el programa está exclusivamente
enfocado en mitigación o adaptación frente al clima.
El “reporte” hace referencia a las Comunicaciones
Nacionales que deben elaborar los países cada 4 años y los
Informes Bienales de Actualización (BUR por sus siglas en
inglés) cada 2 años, en los cuales se deben presentar los avances
en mitigación de GEI y los flujos financieros que han aportado
a la adaptación frente al clima [8], [11], [33]. En los informes
se reportan las inversiones que se han realizado en cambio
climático, diferenciando si es general o específico, de
adaptación, mitigación, ambas u otros, fuente de financiación,
sector, según lo establecido en la Conferencia de las Partes (CP-
18) de la UNFCCC -tabla 7- [27], [34].
En el caso de los Banco de Desarrollo Multilaterales (MDB),
las Instituciones de Desarrollo Financiero (DFIs) y el Comité
de Ayuda al Desarrollo (DAC) producen los informes conjuntos
sobre finanzas del clima, el mapeo de las Finanzas Verdes y está
la base de datos de finanzas del clima de la OECD-DAC. Los
datos pueden ser visualizados para diferentes años, por tipo de
metodología utilizada, por sector y por procedencia de la
financiación sea del país donante o el receptor [31], [35], ver
Fig. 1.